lunes, 16 de junio de 2014

EL AMOR

                                                                            EL  AMOR


El amor se piensa como un tópico muy filosófico, incluso puede sonarnos a 
discurso religioso, sin embargo es necesario pensarlo como el referente más 
general que nos permite tomar decisiones éticas. Es la base de toda nuestra 
actuación, cuando se le considera y también cuando no se le toma en cuenta. 

Como sociedad estamos de acuerdo en que lo mejor de la educación, del 
intelecto, de las potencialidades humanas deben encaminarse al bien individual 
y de la humanidad, no a la justicia fría, no a la responsabilidad de cada cual, ni 
al cumplimiento de las obligaciones que nos tocan, sino más allá: tratar a cada 
quien como quisiéramos ser tratados, con amor. 

La idea del amor tiene un significado profundo, de lo que en lo más íntimo de 
nuestro ser creemos que es bueno o malo; otros valores como la justicia 
evalúan la transgresión a las normas de observancia externa, el amor es el 
único que estima la esencia del bien y del mal en nuestra conciencia. 

Nos permite tomar decisiones tomando en cuenta lo físico (lo que se ve) y 
aquello que forma parte de lo espiritual (es decir lo que no podemos ver). 

Transitar por la vida sin rencores, perdonando nuestros errores y las fallas de 
los demás es expresión del amor. La venganza, el engaño, los sentimientos de 
culpa y el sufrimiento que nos causamos a nosotros mismos y que podemos 
provocar en los demás, son consecuencia de decisiones que no se apegan al 
ideal de bondad, sino al “ideal” de la maldad, de la malicia. 

A pesar de lo que digamos, es necesario precisar que el buen comportamiento 
es un proceso de difícil decisión, en todas las situaciones hay opciones que se 
deben evaluar, complejidades que requieren de preparación y el mejor uso de 
nuestra inteligencia, el amor nos sitúa en dirección al mayor bien y el menor

El amor es el sentimiento más importante de los seres humanos. El amor es comprender, servir, dar, compartir, querer, respetar y convivir. A través del amor podemos compartir cosas buenas y malas con lo que nos rodean. No sólo sentimos amor por nuestros padres, sino también por nosotros mismos, por nuestros semejantes y por el medio ambiente que nos rodea. 
En nuestra familia, gracias al amor, participamos de las alegrías y fracasos, del mismo modo como lo haríamos con un amigo... cuando nos sentimos apreciados, respetados y comprendidos, mejoramos la convivencia y fomentamos el espíritu. 





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